Miradas humanas

por Salvador Mendiola

Cuando dos miradas humanas se encuentran de cierta manera noble, los resultados de ese encuentro hacen cambiar el sentido de la historia.
Eso ocurrió hace más de siete siglos, cuando, en un puente de Florencia, se cruzaron las miradas de Dante y Beatriz. Lo mismo sucedió cuando se cruzaron de tal modo sublime las miradas de Hernán Cortés y Doña Marina, justo al inicio de la conquista de México.
Son miradas que congenian para darle sentido a la historia.
John Lennon y Yoko Ono se vieron de tal manera la tarde del miércoles 9 de noviembre de 1966.
Cuando se encontraron en la Galería Indica de Londres, donde ella abriría al público una importante exhibición de cosas y pinturas inconclusas al día siguiente. Todo lo planeó John Dunbar, propietario de la galería y amigo de John, interesado en que el beatle millonario financiara las creaciones de esta importante artista conceptual residente en Nueva York.
Loco amor surrealista.
Se sabe que Yoko recibió a Lennon dándole una tarjeta que tenía escrita la palabra: "Respira".
Luego él subió por una escalera de madera blanca para leer con una lupa en una tela negra pegada al techo un letrerito que decía: "Sí".
También había una manzana con un letrero que decía: "Manzana". Lennon preguntó cuánto costaba esa obra y Dunbar le dijo que su precio era de 200 dólares. A Lennon esa respuesta le pareció un chiste.
Por eso cuando llegaron donde había una tabla blanca en la pared y cerca de ella una mesa blanca con unos clavos y un martillo también de color blanco y un letrero que ahora decía; "Clávalos", el beatle le preguntó a Yoko cuánto dinero le costaría clavar uno en la tabla. Ella le dijo que eso costaba nada más cinco chelines. A lo que Lennon respondió: "Pues entonces ten cinco chelines imaginarios, porque ya clavé allí un clavo imaginario." Y realizó la mímica de darle las cinco monedas en la mano a Ono.
El juego de miradas y sonrisas entre ambas personas ese día ya ha hecho cambiar de muchas maneras nuestra sociocultura. Vale la pena recordar ese importante comienzo. Cuando John y Yoko se vieron por vez primera a los ojos hace 40 años.
Los resultados ya llegan mucho más allá del cuadro del amor y los negocios, también más allá del orden y el desorden establecidos. Son resultados poéticos. Resultados trascendentes. Belleza artística. Lo sublime.
Poco después de un año de esa primera vez que se miraron de tal manera, John y Yoko se convirtieron en amantes y comenzaron a producir importantes acciones (est)éticas de vanguardia, como la portada y la música del disco Dos Vírgenes en donde aparecen desnudos por detrás y por delante, sin nada que ocultar. Dos almas nobles.
Luego vinieron las acciones en la cama contra la guerra de Vietnam y las acciones de embolsamiento para manifestar la invisibilidad política de las mujeres.
Con todo lo que vino después...
El alcoholismo de Lennon. Los agarrones neuróticos que los condujeron a separarse en forma brusca por un rato. Más el gran reencuentro y la decisión de superar todas las dificultades que impone el ser una pareja burguesa. Para convertirse en la ya para siempre muy rara comuna de John y Yoko: un dispositivo metafamiliar para conseguir que Lennon dejara de ser un beatle y se convirtiera en un hombre feliz, centrado en la educación directa de su hijo Sean.
Otro cambio: como acto radical feminista, Lennon fue el primer personaje público que eligió tener como primer apellido el de su esposa, se convirtió en John Winston Ono Lennon. Y probablemente el feminismo sea lo más radical del aporte Ono-Lennon. El modo feminista como convivieron. Quizás eso sea lo que enojó tanto al criminal que en 1980 baleó a Lennon a la entrada del edifico Dakota. Que John fuera por voluntad propia e inteligente un "mandilón" de Yoko.
La misma Yoko Ono que desde esa nefasta noche se ha convertido en ejemplo de sublime grandeza de alma. Por el modo como lleva el duelo interminable por él, su amigo, su cómplice, su amante y esposo y más y más.
Yoko Ono, la mujer que separó a los Beatles para que de verdad tuvieran sentido en la historia. Yoko Ono, la compañera del mártir de la sociedad del espectáculo. Yoko Ono, la sabia artista conceptual que supo atrapar la inteligencia y el deseo de ese joven poeta del rock. Que, así, con el impulso de esa mirada produjo obras de arte inmenso, duradero, obras de verdad significativas.

Jueves, 16 de noviembre de 2006